Al llegar al barrio de Roppongi, uno ya se hace una idea de lo
que le espera: sobrio, elegante, intelectual…el restaurante acompaña…Una puerta
de cristal avanzada en la calle sin mas, un pequeño nombre en el cristal en
acero, sobrio, elegante…
Te acompañan a la mesa y de lo primero que uno se da cuenta
es que hay 8 personas en sala, para 8 mesas ( un máximo de 20 comensales es la
capacidad del restaurante)…espectacular media!!!
Sin opción a elegir, ya que el restaurante decide dar un menú
de 7 platos a mediodía y uno de 12 por la noche ( lo siento, no ha habido
posibilidad de reservar para la noche!), te explican que el menú está formado
por productos de temporada, recolectados en el momento optimo; empieza el menú:
se ve de primeras la influencia francesa, en el menú , en los vinos… no hay artificios, no hay "magia" no hay juegos...solo sabor y clase...mucha clase: sopa de
cebolla y calamar, Mouse de nueces y aceite de oliva con castañas japonesas, hígado
de oca con kumquats y flores de edamame; de pescado rodaballo con ajos tiernos
y cangrejo; costillar de cerdo con nabo y comino será la carne…que rico!!! De postre una
tatin de pasas y un helado de “algo” que el maitre ha sido incapaz de
explicarme, tradicional de Hiroshima, con un cierto sabor a caramelo salado…
Un restaurante increíble, una sala increíble, y a pesar de
no tener fotos para demostrarlo ( me han prohibido hacerlas…) un menú increible!!!!!!
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